Durante las capacitaciones que diéramos para formar a los guías interpretes del Parque Nacional Iguazú, uno de los pocos lugares que preserva selva en el norte de argentina, instábamos a los guías a que recibiera a los visitantes con un “Bienvenido a su parque Nacional Iguazú”, (no importa la nacionalidad del visitante, no tenía que ser argentino o brasilero, ya que el sitio posee la categoría de patrimonio de la humanidad). Esto era una forma para que se pregunten ¿porque mío? y a través de diversos argumentos intentar generar un sentido de pertenencia en aquel que llegaba por primera vez a conocer las famosas cataratas y su selva. Esto solía ser un primer paso para una interpretación efectiva del área natural protegida.
Intuyo que un punto no suficientemente trabajado en el mundo de la interpretación es la de involucrar fuertemente al visitante en el manejo y conservación del sitio. Creo que este objetivo ha sido relegado, preocupándonos porque la actividad sea suficientemente “recreativa”. En contraste la propuesta del arqueólogo e interprete Manuel Gándara de México es más que concluyente: “1200 arqueólogos a cargo de 1.200.000 sitios,
podrían apoyarse en el 1% de los 12.000.000 de visitantes anuales a nuestros sitios y museos, para lograr un mínimo de 12.000 nuevos aliados en la conservación. Y si mantuviéramos ese ritmo, habría alrededor de 120.000 nuevos defensores del patrimonio en tan solo diez años.” Parece un plan ambicioso pero excelente que ojalá fuera replicado por distintas administraciones.
Hacer interpretación implica, por ejemplo, ir al museo gastronómico de Lima (Perú), sentarse a la mesa donde sabemos y aprendemos que vamos a introducir en nuestro cuerpo, contextualizando ese alimento con la historia del país, el origen de los productos con que ha sido desarrollada la comida y la variedad de formas en que esta se realiza. Ese plato esta sazonado con historias, leyendas, recetas, aromas y colores que quedan por siempre en nosotros. Luego de una charla con el chef nos llevamos un folleto para intentar reproducir ese mismo plato en casa. El turismo masivo es comer una hamburguesa en Mac Donald. Hay gustos para todo el mundo.
CharlestoConvirtiendo visitantes individuales en un grupo
El visitante es un elemento central de toda actividad interpretativa, así lo establece Grant W Sharpe, en su inicial libro de 1976 Interpreting The environmet: El visitante es la razón principal del programa interpretativo. El hecho de que los visitantes varíen mucho en edad, educación, antecedentes culturales y experiencia presenta un desafío para el intérprete. Son estas características del visitante las que establecen el nivel y el contenido del mensaje interpretativo. Las características de la visita también influyen en el programa interpretativo. Por ejemplo, el número de personas en el grupo, el número de las visitas repetidas y la duración de la estadía influyen en el ciclo de las ofertas interpretativas. Los visitantes vienen a los parques, bosques y otras áreas recreativas por varias razones, pero principalmente para disfrutar. Los investigadores Field y Wagar nos dicen que los visitantes quieren informalidad e interacción social. La interpretación, por lo tanto, debe, junto con sus otras funciones, mejorar la interacción social. El público visitante es un grupo diverso, y la interpretación dirigida a un grupo de visitantes puede no ser eficaz con otro grupo. Los esfuerzos interpretativos, cuando sea posible, deben variar para satisfacer los diversos intereses y niveles de edad de los visitantes. También se debe tener en cuenta el origen geográfico de los visitantes.
El contacto con el patrimonio (ya sea natural o cultural) permite trabajar con los sentidos y despertar las percepciones sensoriales que también nos vincula con nuestro entorno.


El contacto con el patrimonio (ya sea natural o cultural) permite trabajar con los sentidos y despertar las percepciones sensoriales que también nos vincula con nuestro entorno.
Por lo tanto, el secreto del éxito de la actividad interpretativa es convertir a una cantidad de gente que visita un sitio en un GRUPO con un objetivo común: “revelar el significado de ese sitio”. Es decir, ¿Que significa este lugar para nosotros? ¿Porque es importante conservarlo? ¿Qué podemos hacer nosotros por este espacio? Todas preguntas cuyas respuestas involucran a los visitantes en la historia y el manejo del sitio.
También Sam Han refiere que las actividades deben ser R (Relevante) en su planteo TORA: (Temática) O (organizada) R (Relevante) A (Amena). El resultado de la Relevancia suma un contenido significativo (que podamos conectarla con algo que conocemos) y personal (que tenga que ver con nuestra vida) Dice Sam “Cuando inicias la palabra personal Tu (usted, ustedes) en un tema, inicias una conversación con su público” Después de todo, ¿cuál sería un tema más importante que el propio visitante, para él mismo?
Identificar la personalidad del visitante (con todo el trabajo que eso implica) y transformar a varios individuos en un grupo que tenga como objetivo común revelar el sitio patrimonial, es lo que separa a la interpretación de una estrategia comunicacional a la mera reproducción de técnicas probadas.
Identificar la personalidad del visitante (con todo el trabajo que eso implica) y transformar a varios individuos en un grupo que tenga como objetivo común revelar el sitio patrimonial, es lo que separa a la interpretación de una estrategia comunicacional a la mera reproducción de técnicas probadas.
Resulta clave considerar la comunicación no verbal. Conocer el lenguaje del cuerpo es fundamental para no solo ser más efectivo en la comunicación, y evitar cometer errores garrafales. En lo gestual, hasta lo que significa el acercamiento, (proxemia, de proximidad o cercanía) Para lo que un latino puede ser amistoso y simpático, para un oriental puede resultar ofensivo y grosero. Desde los 80 en Buenos Aires es común que los varones que tenemos cierta confianza o afinidad nos saludemos con un beso rasante en la mejilla; impensado esta acción en el mundo oriental. Como ejemplo contundente podemos referenciar el gesto del pulgar hacia arriba que podríamos hacer al finalizar nuestra visita y como una posible señal de “Todo está bien”. Pero, en Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda, el gesto de levantar el pulgar tiene tres significados: el de pedir que lo lleven en un vehículo, como hacen los que viajan "a dedo", el de "todo bien" como
el gesto de OK, y cuando se levanta el pulgar con brusquedad se convierte en una señal de insulto que indica "en el tuyo"*. En algunos países, como Grecia, el significado principal es "hártate", así que pueden imaginar el problema del australiano que viaja "a dedo" en Grecia. Cuando los italianos cuentan de uno a cinco levantan el pulgar para indicar el uno y el índice para el dos. La mayoría de los australianos, norteamericanos e ingleses levantan el índice para el uno y el mayor para el dos, así que el pulgar vendría a indicar el cinco. El pulgar se usa, combinando con otros gestos, como señal de poder y superioridad o situaciones en que la gente trata de mantenernos "bajo el pulgar". No debemos olvidar que también toda comunicación tiene su contexto, pero es clave saber a quién tenemos enfrente. Por supuesto no es necesario conocer el casi millón de claves y señales no verbales, pero si ser muy conscientes que el cuerpo expresa mucho más que las palabras y que en ese sentido las costumbres y formas de ser de nuestros” invitados” al sitio de valor patrimonial resultan claves para el éxito de nuestra tarea.
Demasiado cerca, demasiado lejos
Otro de los objetivos interesantes de la interpretación, o al menos yo lo he tomado como un desafío, es combatir el “efecto cercanía”. ¿Porque va a ser importante ese edificio si paso frente a él todos los días? ¿Qué significado tiene esa estatua que está en mi barrio? ¿Cuál es la especie de árbol que tengo en mi vereda? Podría pensar un urbanita. Mientras que para un campesino la importancia del árbol amenazado de extinción es igual a cero porque forma parte de su entorno cotidiano. Hacer relevante lo que en apariencia no lo es por cotidianeidad o demasiada familiaridad puede ser otro objetivo de la interpretación.
Demostrar que esa iglesia, ese sitio arqueológico o esa reserva natural donde “no hay nada” a los ojos del vecino es importante para el patrimonio y para él mismo es un gran desafío de la actualidad. A mediados de los 2000, en mi opinión el mejor director que tuvo el Museo del Prado en Madrid, notaba que este museo, uno de los más importantes de Europa, era visitado por
ingleses, franceses y alemanes, pero los españoles y particularmente los madrileños no era el público más frecuente. Inauguro una exposición temporal (que luego duro muchísimo) y que consistía en conocer los barrios de Madrid a partir de las obras de Velázquez, Goya y otros pintores famosos. La exhibición no solo fue un éxito de público, sino que incremento en un 70 % la visitación del público local que quería ver como los artistas famosos habían recreado su barrio. Ahí tenemos clara la R. de Relevancia tan promovida por San Ham y todos los intérpretes que nos importa el patrimonio y la gente.
Un punto importante es generar también una experiencia: Mientras más atractivos, emocionantes y sobre todo “Relevantes” sean las experiencias que ofrezcamos a los visitantes, mayor será la probabilidad de que atiendan y retengan nuestros mensajes “el afecto genera relevancia”.

Un guía interprete permite revelar significados que un guía de turismo tradicional muchas veces soslaya. En ambientes complejos como la selva o las grandes ciudades, esto se vuelve imprescindible.
Tal vez todo el planteo de este artículo sintiera estar enfocado hacia la interpretación personalizada (con un guía o intérprete de por medio) mientras que en la no personalizada (senderos autoguiados, exhibiciones museográficas o presentaciones audiovisuales) parecería más complejo alcanzar un resultado. Efectivamente creo que en muchos aspectos no es fácil reemplazar la acción humana que transmite emoción directa, responde preguntas al instante y genera una inmediata empatía, siendo más exitosa que aquella que apela a grandes inversiones y nuevas tecnologías. Esto parece contradecir mi profesión de museólogo profesional, donde una museografía interpretativa seria también adecuada para el público. Para equiparar fuerzas entre ambas modalidades resulta fundamental el realizar un muy serio análisis de visitantes previo. ¿Quién visita ese sitio y por qué? ¿Queremos ampliar el público? ¿Necesitamos incluir otra información en diversos niveles para distintos auditorios? En ese sentido solucionaremos cuestiones tan importantes de base como: ¿es necesario apoyaturas bilingües o trilingües?, ¿Utilizamos lenguas nativas? ¿Cuál es el lenguaje que podremos usar? ¿Podemos hacer algún “guiño” al público que más visita el sitio? Así fue mi experiencia en el montaje del museo del Shinkal de Quimivil, un sitio arqueológico Incaico en la provincia de Catamarca al Norte de Argentina. Allí se estableció previamente y con un estudio de público que había una población muy importante de Cordobeses (otra provincia cercana) que visitaban el sitio durante las vacaciones de invierno. En ese sentido haciendo referencia a las bebidas que utilizaban los Incas, se
incluyó en la cartelería “la Inca Cola” (propia del Perú) y la Prity -cola” que solo se produce en Córdoba -Argentina-, haciendo un guiño de información para ese público. Las observaciones frente al cartel eran relevantes y generaban una empatía particular que nos permitía vincular el relato con otros temas más alejados que queríamos contar del mundo incaico.
Se podrían dar muchos ejemplos más, pero creo que queda claro que el sentido de la interpretación, si bien en el fondo nos proponemos preservar el patrimonio, este no tiene mayor significado sin la gente que lo disfruta. Una pregunta que siempre nos hacemos en los cursos es: ¿Tiene sentido los objetos en un museo sin público?, ¿Un parque nacional sin visitantes? Alguien podrá plantear que preservamos el patrimonio para las generaciones futuras, que estos elementos cumplen un rol importante, etc. ¿pero para que sirve todo esto si no lo disfruta la gente, con urgencia, quizás hoy y ahora y se involucra en su conservación?
Nuestro patrimonio ya sea un parque natural nacional, una casa antigua o un museo regional pequeño nos brinda una oportunidad de juntarnos e intercambiar experiencias y con un poco de suerte reencontrarnos en nuestra humanidad en medio de una sociedad que tiende al individualismo y al consumismo extremo. Es un pecado desperdiciar esa oportunidad. El patrimonio es un camino para reencontrarnos y conversar, compartir. O como muy bien lo expresa mi amiga la poeta Ivonne Bordelois en El Alegre apocalipsis:

El uso de elementos originales o replicas (como en este caso) para vincular a los visitantes con su patrimonio es una estrategia de la interpretación. Fotografía de Carlos Fernández Balboa.
En el primer día
pasará el ángel que borra las motocicletas
En el segundo día
pasará el ángel que apaga el televisor
En el tercer día
pasará el ángel
Que arrasa los autos, los aviones y los barcos
En el cuarto día
pasará el ángel
que acalla las sirenas, de ambulancias y bomberos
En el sexto día
llegará el ángel del silencio:
sólo se oirán los árboles, el mar y las estrellas
En el séptimo día
los hombres comenzaran a hablarse suavemente
cara a cara.
Para saber más
Bordelois, Ivonne, El alegre apocalipsis. Grupo editor latinoamericano. Colección escritura de Hoy. 1997
Fernández Balboa, Carlos: La interpretación del patrimonio en la Argentina. Administración de Parques Nacionales. 1997
Gándara Vázquez, Manuel y María Antonieta Jiménez Izarraraz (coordinadores) Interpretación del Patrimonio cultural pasos hacia una divulgación significativa en México. Instituto Nacional de Antropología e Historia. 2018
Ham, H, Sam: Interpretación para lograr una diferencia a propósito. Versión Latinoamericana interpap 2022
Morales Miranda; Jorge: Guía practica para la interpretación del patrimonio. El arte de acercar el legado natural y cultural al publico visitante. 2001. Junta de Andalucía. España
Pease Allan: El lenguaje del Cuerpo. Como leer la mente de los otros a través de sus gestos. Editorial Planeta. 1998
Tilden, Freeman: Interpretando nuestra herencia. Edición de la AIP Asociación para la interpretación del patrimonio español. 2001